Viaje y cine

Casi todos los planes para este verano han cambiado. Suelo respetar lo que he ido organizando meses atrás, cumplo lo establecido y solo lo modifico añadiendo cosas a un itinerario normalmente muy rico de etapas. Pero este año ya hay que estar satisfechos si se consigue hacer algo, todo se ha vuelto muy difícil.

Me quedé sin conocer Marsella que era mi regalo de cumpleaños (aunque esa ciudad me espera, pronto iré a conocerla si todo va bien) y en cambio he sido yo la que he regalado Venecia. Siempre hay ganas de volver a Venecia y más desde que descubrimos que es un excelente sitio para ir de tapas (cicchetti) y que tiene tabernas y bares con rancio y apetitoso sabor y que se puede uno gastar poco y disfrutar mucho de sabrosos picoteos y amena charla con el personal, que los vénetos son muy simpáticos.

No se podía desaprovechar una oportunidad así y ha sido una idea magnífica porque hemos podido asomarnos a ver el puente de los suspiros o la vista del Gran Canal desde el de Rialto sin gente (normalmente no se puede uno ni acercar) y ver San Marco con 4 turistas sueltos. Los gondoleros nos ofrecían mitad de precio de lo aburridos que estaban los pobres y todos te recibían con los brazos abiertos porque el turismo masivo será una maldición pero sin turismo un montón de gente de repente se muere de hambre. No se puede cambiar así de repente de modo de ganarse la vida…

Las fotos las pondré más adelante aunque lo que más he hecho es disfrutarla, recorrerla, sentarme en espléndidas terracitas, perderme constantemente en sus callejuelas endiabladas y subir y bajar puentes. Lo peor han sido los mosquitos, que en verano hay muchos, las últimas veces que fui era invierno.

Disfrutar de su silencio y paz, de su hermosura, de escuchar el acento veneciano, de nosotros mismos, todo eso no tiene precio. Este ha sido mi primer viaje post confinamiento, no podía ser mejor. Hemos aprovechado una oportunidad única que acontecimientos raros como los de este año brindan: Venecia con muy poca gente, una rareza indescriptible e irrepetible.

Al volver me lancé al cine, solo ha abierto el Massimo, que es el cine club de Turín pero ya me pareció un lujo asiático poder volver a sentarme en una sala oscura y ver una película sin pensar en nada más. Era una peli curiosa de Agnes Varda pero lo que comentamos mi chico y yo es que podía haber sido una oportunidad reabrir los cines reproponiendo clásicos maravillosos que no es fácil ver en pantalla grande. Qué sé yo: el padrino, Casablanca, taxi driver, a bout de souffle, mujeres al borde, sunset boulevard, metrópolis, hair, cabaret… Etc. por citar algunos clásicos al tuntún.

Esas películas que hemos visto varias veces pero que estamos deseando volver a ver para que se nos pongan los pelos de punta y llorar y emocionarnos y más todavía después de varios meses sin ir al cine. ¡Qué castigo, dios!

En fin, poco a poco… y cuánto me gusta volver a hacerlo todo aunque sea con mil mediciones de la temperatura, con mascarilla (lo preciso e indispensable, porque prefiero quitármela lo antes posible), con distancias y saliendo por la puerta de emergencia, cosa que no te permite ir al baño desgraciadamente… :(((

A ver qué otras experiencias me esperan ahí fuera este verano que está a punto de comenzar y cuyo calor típico ya ha llegado.

Acerca de juegodelmundo

Profesora de español para extranjeros. Vivo en Turín desde hace 20 años. Necesito escribir para comprender mejor lo que me rodea y me sucede, para poner orden en mis ideas. Me apasionan el cine (en versión original), los viajes (soy fan de los intercambios de casa), la lectura, la comida, estar con gente, las novedades. La música (aprender a tocar el piano), el teatro (en especial cuando viajo), la danza contemporánea. Las buenas series de televisión. Traducir textos junto a alumnos buenos. Conversar. Tratar de disfrutar cada momento.
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