Deseada Sevilla

Esta vez he subido a la Giralda, que hacía décadas que no lo hacia, visitado la catedral y el alcázar, con poca gente

Hace tanto que me fui de mi ciudad que a veces la noto extraña y me asombro de cosas, como los turistas. En ocasiones me siento medio italiana porque llevo mas de media vida en ese país y algo me tiene que influir. Es lo que tiene ser emigrante, sentimos esa morriña que tan bien describen los argentinos, que no dejan de ser argentinos nunca (cuando un sitio es muy marcado te marca inevitablemente para siempre) pero a la vez, después de soñar tanto con “volver” a su patria, allí se sienten descarriados y fuera de lugar, porque ese sitio ha avanzado hacia alguna parte sin ellos. ¿O se ha quedado atrás? Es muy difícil describir lo que siento caminando sola por mi ciudad (que ahora conozco mejor que cuando vivía en ella porque la recorro incansablemente con pasión), una mezcla de alegría, asombro y nostalgia. Hay recuerdos que te esperan clavados en algún rincón y te asaltan sin piedad, te ves a ti misma hace 30 años o mas allí con alguien que te amaba, te descubría, te insultaba, te asaltaba o simplemente estaba contigo. Allí crecí y allí deseo volver, porque mi relación con esta bella ciudad es por fuerza de mucha intensidad. Muchas veces, como es lógico, la echo de menos.

Me ha faltado subir a un coche de caballos…

Allí tengo muy buenas amigas, de esas con las que has crecido y te has formado como persona, con las que has reído y llorado y avergonzado y envidiado y querido, con las que has pasado las horas muertas, las mejores, las de ¿adónde vamos?, las de ¿qué hacemos?, esas horas de deambular sin rumbo con la esperanza de encontrar aventuras al paso, aunque luego no pasara nada porque lo que sí pasaba era que te ibas descubriendo a ti misma a través del espejo de los demás.

En la plaza de doña Elvira disfruté del sonido de los pájaros y del de las campanas de la catedral, sumida en una soledad inaudita

Los momentos en los que conseguimos reunirnos (esta vez ha sido más difícil por lo difícil que esta crisis lo ha puesto todo) son especiales, son hermosos, son entrañables y no dejan de ser divertidos, que es muy importante también. Nos sentimos a gusto en un reencuentro con lo que uno es ahora y lo que fue antes, con lo que ellas eran y ahora son. Descubrimiento y rememoración.

Me encantan los toldos tradicionales de esparto

Ha sido un viaje deseado y muy bonito, he disfrutado mucho de la familia también, de reencuentros y charlas y planes y comidas, de risas y paseos y sobre todo de una temperatura fresca que fue un milagro que me reservó mi ciudad como premio al elegirla de primer destino de este verano, después de muchos meses sin viajar.

Intuimos la magia y el frescor de los patios a través de sus rejas

Ahora escribo esto desde Lituania, que está también en Europa pero que diría yo que es un extremo con respecto a mis raíces aunque, como dice mi compañero: nos gusta pensar que por encima de todo somos europeos, nos encanta movernos por toda Europa como Pedro por su casa y conocerla cada día mejor y atravesar fronteras como si no existieran y llegar a sentir más lo que tenemos en común, que lo que nos separa.

Después de este post, iré escribiendo cortitas reseñas de los distintos lugares que estamos visitando y descubriendo porque son nuevos para nosotros en su mayoría. A pesar de los qr, los cuestionarios, las pcr, los pasaportes covid y todos los líos, sigamos luchando porque nuestro mundo sea lo más amplio posible. ¡Fuera las barreras! ¡Abajo las fronteras, los nacionalismos y las tonterías!

En la catedral escuché música de órgano, que tanto me emociona

Pero bueno: la puerta al deseado verano, tierra de libertad, ha sido esta vez mi querida Sevilla con la gente importante para mí que está allí, gracias por todo, sobre todo por no olvidarme. Estáis en mi corazón para siempre.

La pila del pato
El tradicional bar Giralda que ahora está mas hermoso que nunca porque al restaurarlo descubrieron su estructura de antiguos baños árabes
El famoso cocodrilo de la catedral, que me daba miedo de pequeña
Vistas desde la giralda
Y el alcazar casi sin nadie
Tuve también la suerte de poder disfrutar del mar yendo dos veces a El Rompido
Me despido con la inmensidad de la playa de La Flecha, desierta

Acerca de juegodelmundo

Profesora de español para extranjeros. Vivo en Turín desde hace 20 años. Necesito escribir para comprender mejor lo que me rodea y me sucede, para poner orden en mis ideas. Me apasionan el cine (en versión original), los viajes (soy fan de los intercambios de casa), la lectura, la comida, estar con gente, las novedades. La música (aprender a tocar el piano), el teatro (en especial cuando viajo), la danza contemporánea. Las buenas series de televisión. Traducir textos junto a alumnos buenos. Conversar. Tratar de disfrutar cada momento.
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