Madres e hijas y TFF

Después del año pasado, en el que el festival de cine se desarrolló solo on line y no vi nada porque estaba harta del on line en todos los sentidos, este año he podido ver 5 películas aprovechando los pocos huecos libres que tenía y lo he pasado bien aunque era un festival descafeinado, poco público, cero ambiente, en fin, que no. Que hay cosas a los que los baños de masas le sientan muy bien y una de ellas es un festival de cine, se trata de una fiesta y a las fiestas les cortan el rollo los controles, las mascarillas y demás medidas que todos esperamos que se acaben alguna vez pero nadie sabe cuándo podrá ser eso…

Ayer vi la entrevista que le hace Charlotte Gainsbourg a su madre Jane Birkin y fue una experiencia interesante. Empieza uno sintiéndose raro porque parece que está invitado a la casa de la última en el sur de Francia, sin conocerla de nada y la escucha hablar de cosas cotidianas normales sin importancia y en un lento crescendo de intensidad acaba viéndola hablar con dificultad de su drama personal, de la depresión posterior a la pérdida de su hija mayor, de una manera muy poética e íntima, que te emocionas.

También te emocionan las palabras finales de una Charlotte que ama profundamente a su madre y que habla del miedo que tiene a perderla, a que un día ya no esté allí para consolarla, del miedo a la enfermedad que padece y al paso implacable del tiempo. Miedos de todos.

El dulce francés pronunciado con sus sensuales voces a mí personalmente me pone los pelos de punta, es una lengua preciosa, lengua de la emoción y también me ha admirado el profundo respeto que sienten la una hacia la otra, tan difícil de ver en tantas relaciones de madres e hijas, relaciones que son casi siempre intensas pero en gran medida (quizás precisamente por esa intensidad) resultan mas bien conflictivas.

Estas profundas y necesarias relaciones de las mujeres con nuestras madres han tenido casi siempre un necesario periodo de idilio, de identificación, de amor incondicional (sobre todo por parte de una madre hacia su hija en la niñez), tras el cual en ocasiones se produce una dolorosa ruptura o un duro alejamiento en la edad adulta y si no, pues hay conflictos. De todo tipo y naturaleza. Épocas de marea baja y alta, de oleaje de tormenta y de calma chicha. No son relaciones fáciles.

Las mujeres y lo que nos complicamos la vida… Siempre queriendo profundizar y profundizar tiene sus riesgos, como tocar un punto clave que duele, echar en cara cosas, peligros insondables que conducen a mundos desconocidos y terroríficos. Es un equilibrio en el que resulta difícil navegar sin naufragar.

Como te quiere una madre difícilmente te quiere nadie, eso es algo que te da seguridad y te acompaña el resto de tu vida. Los traumas peores supongo que vienen de una infancia sin amor, aunque no hay quien se libre de los traumas supongo. Es algo fundamental y ancestral, cuando estamos en una mala situación, tengamos o no a nuestra madre, la buscamos, gritamos “mama, ayúdame” y si esa madre existe, hará lo que pueda por ayudar a su hijo. Cuando un hijo tuyo pronuncia “mamá” algo en ti se despierta, un instinto que es capaz de derribar murallas y luchar contra cualquier enemigo. Es la fuerza de lo más hondo que te hace caminar y correr aunque no tengas piernas. Algo irracional mas fuerte que tú.

Vi esta película con una amiga y como empezamos a hablar de otra de las películas que he visto en este TFF, la última de Coixet (otra mujer, va la cosa de mujeres), Nieva en Benidorm, pues descubrí que ella no había visto alguna de sus pelis que están entre mis películas favoritas como “Mi vida sin mí” y “La vida secreta de las palabras”, con la maravillosa Sarah Polley, pues se las recomendé y me acordé de otro documental sobre una madre, precisamente el de Sarah polley “Stories we tell”, que es muy bonito y resulta a la vez de un documental, una investigación sobre sus verdaderos orígenes y sobre la verdad de la vida de su madre, que tuvo otro hombre muy importante en su vida, además de su padre.

Estas películas las recomiendo a todo el mundo pero especialmente a hijas y a madres, porque ilustran una de las relaciones mas complejas y fundamentales de nuestras vidas y no siempre se sabe hablar de ellas con la serenidad y la lucidez de estas valientes mujeres, Gainsbourg y Polley.

En mi vida estoy rodeada de mujeres, amigas, conocidas, compañeras, alumnas, madre e hija; se trata de un universo femenino que acabaría volviéndome loca si no fuera por mi marido y mi hijo, que me dan un necesario contrapunto de realismo y praticidad. El otro día quedé con un conocido para charlar un rato y la verdad, me dije a mí misma: “Dios mío, cuánto tiempo hacía que no charlaba con un hombre que no sea mi marido”, a veces nos metemos en círculos curiosos sin salida y a pesar de que me encanta el complejo mundo femenino, echo de menos otra manera de ver la vida, complementaria.

Relacionarme para mí es abrir mi mente para intentar pensar de otra manera, entender a otras personas, ver las cosas desde otros puntos de vista. Enriquecerme. Por eso me hace falta también el punto de vista masculino de las cosas… Pero bueno, no se puede tener todo.

Acerca de juegodelmundo

Profesora de español para extranjeros. Vivo en Turín desde hace 20 años. Necesito escribir para comprender mejor lo que me rodea y me sucede, para poner orden en mis ideas. Me apasionan el cine (en versión original), los viajes (soy fan de los intercambios de casa), la lectura, la comida, estar con gente, las novedades. La música (aprender a tocar el piano), el teatro (en especial cuando viajo), la danza contemporánea. Las buenas series de televisión. Traducir textos junto a alumnos buenos. Conversar. Tratar de disfrutar cada momento.
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